domingo, 16 de noviembre de 2014

Los Auténticos de la Música Cubana: Abelardo Barroso.


Abelardo Barroso Dargeles (La Habana 1905-1972)   fue el primer interprete de Son cubano conocido como sonero mayor y reconocido así por el público, debuta como cantante en 1925 con el famoso Sexteto Habanero, y al año siguiente entra en la agrupación de Alfredo Boloña, Con el Sexteto Boloña viajó en octubre de 1926 a Nueva York, con el fin de realizar una serie de grabaciones para el sello Brunswick, como voz principal y claves, dejó registrados fonográficamente dieciséis sones, entre ellos el famoso "Échale candela", de Boloña y "Flora", una de las escasas composiciones que llevan la firma de Barroso.

En 1927 Barroso volvió a grabar con el Sexteto Habanero, en La Habana, para la firma RCA Víctor, y participó también en las primeras grabaciones que realizó en Nueva York el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, para la compañía Columbia. En uno de esos discos iniciales del Septeto Nacional apareció "Fernanda", otra composición de su autoría. De allí en adelante Abelardo Barroso se convertiría en uno de los intérpretes más buscados por la principales agrupaciones de la época, eran tantas sus virtudes que el público también comenzó a llamarlo “Caruso” por la potencia de su voz.

sábado, 1 de noviembre de 2014

" BENDITO RAYO QUE ESTAS EN LOS CIELOS..."


El día anterior, yo había quedado con mi amiga María, en irnos hasta unas fincas agrícolas, en busca de poder cambiar o vender algunos artículos que tanto en el campo como en la ciudad, eran muy deficitarios , transcurría el año 1993 en medio de una inmensa crisis de todo tipo y al  cual le habían dado en llamar “ periodo especial”. Pero la madrugada había sido lluviosa y yo me resistía a ir, mientras mi amiga María, me dibujaba en mímicas los enormes quesos, galones de leches  y cuanto cultivo existiera por esos lugares y que nosotros podríamos traer, y yo no quería ir, mientras María me repetía que a ella las corazonadas nunca  le fallaban  y que ese viaje prometía cosas muy buenas... 



Logrado su propósito partimos con unos naylons tapándonos la cabeza en busca de la salida de Camagüey hacia uno de aquellos puntos de embarques, conocidos como los amarillos, y surgido a raíz del colapso del transporte que anteriormente hacia esos recorridos mediante ómnibus. “Afortunadamente” encontramos un camión sin techo en el cual yo trataba de proteger a toda costa, un par de zapaticos de jovencitas y una plancha eléctrica que mi madre me había dado para el trueque, y por otro lado luchaba porque aquel viento que se multiplicaba debido a la velocidad del camión, no me arrancara un vapuleante Naylon que apenas me protegía a medias.